domingo, 26 de junio de 2011
Tanto que enseñar y tanto que aprender
miércoles, 22 de junio de 2011
De interinos y lo obvio
Artículo 103.3 de la Constitución Española
Hoy pienso que siempre he defendido al funcionario de carrera y, a pesar de incesantes discusiones, nunca me ha parecido justa la posición de privilegio con la que siempre ha contado el interino.
El interino... ese término que la Real Academia Española de la Lengua define como aquel que sirve por algún tiempo supliendo la falta de otra persona o cosa.
Sin embargo, en la práctica, el interino, en nuestra administración, era sinónimo de funcionario que, sin haber aprobado oposición alguna, se encontraba trabajando en un puesto público cerca de su domicilio y con vocación de permanencia.
Sí, es cierto que el interino le solventa la papeleta, el marrón si se prefiere, a la Administración, que en determinados momentos se encuentra con un puesto de trabajo que necesita cubrir de forma urgente y necesaria, pero también lo es que el interino acepta las condiciones de ese puesto y sabe que será temporal, es decir, por un tiempo determinado.
No obstante, es cierto que en determinados casos, la perversión de la Administración ha mostrado su peor cara con las interinidades, que duran y duran, como las pilar duracell, y claro, a veces se han encontrado con nutridos grupos de interinos, miles de ellos, que llevan en su puesto de trabajo "temporal" lustros e incluso décadas, y claro, cuando llega la hora de cubrirla de forma permanente, bajo criterios que respeten los principios de igualdad, mérito y capacidad, basados en criterios objetivos que garanticen la idoneidad para el desempeño de las funciones del puesto a proveer, nos encontramos con el drama del interino, traducido en fuertes grupos de presión mediática.
Ese padre/madre de familia (ahí he estado bien, Bibi) que sale en el programa de Ana Rosa por la mañana llorando, quejándose amargamente de que va a perder el puesto de trabajo que lleva ocupando 8 años, que tiene una hipoteca y dos niños a quien criar y que no le pueden hacer eso.
Y no es que no me de pena o no respete a esa persona, simplemente creo que hay que poner las cosas en su sitio y situar el marco en su justa medida. En primer lugar porque en muchos casos, esas personas no han querido aprobar las oposiciones para seguir en ese puesto de interino, cerca de casa, año tras año, ya que aprobar les podría haber supuesto, seguramente, un traslado a otra ciudad, cosa que sí que hicieron otros valientes, que en su momento decidieron seguir estudiando, sin poder formar una familia y en el momento de aprobar se tuvieron que conformar con irse a cientos de kilómetros de su casa.
En segundo lugar porque esos interinos están cubriendo unas plazas a las que los valientes que en su momento decidieron seguir las normas y estudiar duro , ahora no pueden optar, precisamente porque las tienen ocupadas ellos.
Y en tercer lugar, y desde un punto de vista jurídico y objetivo, porque cuando esas plazas se otorgan al interino por el mero hecho de serlo, se rompe el artículo 14 de la Constitución, que habla de la igualdad y el 103, que habla de los principios de mérito y capacidad.
Sin embargo durante años he presenciado al espeluznante espectáculo de ver cómo se regalaban las plazas a los interinos, bien mediante funcionarizaciones masivas (por cierto, los 30.000 de Andalucía no son ni tan siquiera interinos...) o mediante abusivas valoraciones que hacían que, con sacar un 5 en el examen, la plaza fuese suya.
Y ahí creo que, como en tantas otras cosas, los sindicatos han errado. Defensores a ultranza del interino, no se han percatado de que al amparar a éste, en realidad estaban impidiendo que el ciudadano más preparado y por tanto, con más derecho obtuviese ese puesto.
Por suerte, en estos últimos días, lo obvio, en mi modesta opinión, por fin ha llegado al poder ejecutivo y al judicial.
Por un lado, una reciente sentencia de la sala de lo contencioso del Tribunal Supremo que obliga a las distintas administraciones públicas a incluir en sus ofertas de empleo público las plazas de los interinos.
La sentencia declara contraria a la legalidad la oferta de empleo público realizada en 2007 por el Gobierno de Aragón, que excluía los interinos de la convocatoria por entender que de esta manera se mejoraban los procesos selectivos. El Ejecutivo argumentaba, además, que así se impedía que “bajara la calidad de los seleccionados” (??)
Por otro lado, hace unos días, también leía con entusiasmo que la Comunidad de Madrid (Espe, siempre Espe...) convocaba las oposiciones a maestro y modificaba los criterios de selección. De esta forma, el mérito y la capacidad de los candidatos supondrán dos tercios de la nota total, todas las pruebas serán eliminatorias, habrá que sacar una puntuación mínima en cada una y se da más valor al primer examen, un ejercicio práctico que no se realiza en ninguna otra comunidad.
Claro, esto, supone la rebaja del peso del interino, lo cual no ha gustado a los sindicatos y a los socialistas, cosa que como digo, no entiendo, si tan defensores son de la igualdad de los ciudadanos (y ciudadanas, claro).
Esta noticia la enfocaba el País con el siguiente titular: "Madrid endurece las oposiciones a maestro". Yo creo que más bien Madrid hace más justas las oposiciones a maestro... Pero como antes decía, lo obvio todavía no ha llegado al cuarto poder...
Aprendiendo en voz alta
martes, 14 de junio de 2011
Ojalá que no tenga que decidirlo
Hoy pienso que tras lo escribí la semana pasada acerca de la prostitución, si bien en los comentarios surgieron temas igual de controvertidos, como las drogas o el aborto, curiosamente, nadie aludió a la libertad de todo individuo a hacer con su vida lo que quiera, incluso hasta acabar con ella.
Casualmente, hoy leo que la BBC emitió este lunes por la noche el suicidio asistido de Peter Medley, un hotelero multimillonario de 71 años, que sufría una dolencia neuronal motora. El documental, llamado "Choosing to die" (Eligiendo morir) recogió el momento del suicidio de Medley el pasado diciembre, en una clínica suiza.
Además de las imágenes del hotelero tomando una dosis letal de barbitúricos para acabar con su vida, la cinta también recogió todos los pasos previos y las dudas y reflexiones del fallecido y sus familiares.
En España también está muy de moda el tema, por la Ley que está a punto de aprobarse, La Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna.
Antes de hablar, creo que en principio habría que distinguir entre el suicidio asistido, la eutanasia, la renuncia a tratamiento médico o el uso de sedaciones terminales, porque, por ejemplo, la Ley de Pajín, no regula la eutanasia ni la ayuda necesaria al suicidio, que siguen estando penalizados, sino que “tan sólo” consagra los derechos a renunciar a un tratamiento médico y al uso de sedaciones terminales aún a costa de acortar la agonía y acelerar la muerte, además del reconocimiento de una serie de derechos del paciente.
Yo no quiero entrar a analizar dicha ley, ya que requeriría un análisis tan profundo de mi propia alma y mi ser que creo que acabaría agotado, aunque sí diré respecto a la misma, que en cualquier caso, se debería reconocer el derecho a la objeción de conciencia del médico, quien en ningún caso debería ser obligado a ayudar a alguien a morir, cualquiera que sea su estado físico o su esperanza de vida.Puesto que tan respetable es la decisión a morir como la de no ayudar a hacerlo.
Yo iba por otro lado, a mí lo que me más me llama la atención de toda esta controversia, es que la ayuda necesaria al suicidio esté penada, ya que, en cambio, el suicidio no lo está. El artículo 143 de nuestro Código Penal castiga con hasta 8 años de cárcel la inducción al suicidio y hasta 5 por echarle una mano, sin embargo, el legislador considera, respecto al suicida que es una víctima. Si muere porque bastante castigo tiene con morirse y si sobrevive, porque lo que hay que hacer es animarle para que no lo vuelva a intentar. Y digo yo, si eso es así, ¿por qué castigar al que le pone un vaso al lado para que se lo beba? Si queda demostrado que esa persona lo hace de forma totalmente voluntaria y que nadie lo ha convencido, inducido o forzado… no lo veo si quiera moralmente incorrecto.
En el caso de Peter Medley, que decidió acabar con su vida antes de sufrir más, tanto física y emocionalmente, no voy a entrar a juzgar si es un acto valiente o cobarde, loco o sensato, un pecado o algo indigno. Pero lo que sí puedo afirmar, es que, desde luego es un acto libre, decidido por él y por tanto, merece todo mi respeto, igual que el que voluntariamente le ayuda a dar ese paso.
Me preguntaba un día un amigo, hablando de este tema, si yo sería capaz de hacerlo… y sólo acerté a decir: "Ojalá nunca tenga que decidirlo".
A lo que él respondió, "¿te refieres a suicidarte o a ayudar a un amigo a hacerlo?"
- "Me refiero a ambas, amigo, me refiero a ambas..."
martes, 7 de junio de 2011
De rameras, fulanas y otras chicas de buen vivir
¿Esclavitud sexual? ¿malos tratos? ¿inseguridad? Todos esos problemas se arreglarían de una forma muy fácil. Diciendo adiós a la hipocresía, legalizando y sobre todo, legitimando la profesión más antigua del mundo.
Parto de una base: La libertad, la libertad de la mujer de hacer con su cuerpo lo que le apetece. Sí, ese mismo principio que las feministas alegan para defender el aborto (confundiendo, por cierto, un embrión con vida propia como una parte más de su cuerpo) y que sin embargo no reconocen a chicas de vida alegre.
Si se diese un marco legal a esta profesión, se conseguiría:
1- Una seguridad profesional para las trabajadoras, garantizándose una pensión, y todos los derechos que la Seguridad Social conlleva, como cualquier otro trabajador.
2- Una seguridad personal, por cuanto, al estar legalizadas, sería más fácil controlar las mafias que actualmente campan a sus anchas en todos los prostíbulos y carreteras secundarias de España e incluso eliminándolas, evitando la corrupción actual existente.
3- El Estado también ganaría, puesto que estaría creando puestos de trabajo, evitando el mercado negro y incrementando sus ingresos, tanto de Seguridad Social con las cotizaciones de las cortesanas y otros impuestos directos e indirectos.
4- Una mayor seguridad ciudadana y ahorro de espectáculos públicos en sitios inapropiados, tan sólo delimitando los lugares dónde se puede ejercer tan honrada profesión.
Creo que en este tema no valen paños calientes, y hay que ser mucho más pragmático, dejando la corrección política en casa. La prostitución es una profesión que tiene una gran oferta y una mayor demanda, y el que lo niegue sólo tiene que coger el coche y correr a la carretera más cercana, parar en el primer local con luces "colorás" que se encuentre a su paso y observar al personal ligero de ropa y extremadamente receptivo.
No me vale, como digo, hablarme de la esclavitud sexual, para demonizar la prostitución, porque si existe ésta, es precisamente por la laguna legal existente en este tema y sobre todo, por la venda hipócrita con la que todos los gobernantes se disfrazan para no tener que meter mano a tanto tugurio del que tanta gente se beneficia.
Bueno, hoy estoy dispuesto a empezar a oir críticas...
PD. Como supondréis, toda la información obtenida en este post ha sido obtenida de oídas...