viernes, 7 de febrero de 2014

Con tirantes y a lo loco

Hoy pienso que hay muchos tipos de personas. Las hay ambiciosas, serenas, también algunas más cautas, otras atrevidas y, por supuesto, aquellas que se complican la vida por hacer lo que tienen que hacer, en lugar de hacer lo más fácil.

Ese fue el caso de Ed Kennedy, que acabó pagando su exceso de celo y profesionalidad con su reputación y con lo que más le gustaba, su profesión.

Ed fue un periodista norteamericano enviado a Europa con el fin de cubrir todas las noticias que se fuesen generando desde el viejo continente. Vivió en primera persona el ascenso de Adolf Hitler al poder, la Guerra Civil española, y finalmente, informó de la II Guerra Mundial.

Fue de esta forma como la madrugada del 7 de mayo de 1945 se encontraba junto con otros 17 periodistas para asistir a la firma de la rendición nazi en Reims. A pesar de que la firma tuvo lugar un poco antes de las 3 de la madrugada, los países aliados decidieron no hacer pública la noticia hasta pasadas 36 horas y así tratar de solventar ciertas discrepancias con los soviéticos, que desde el primer momento se mostraron como unos aliados incómodos.

A la mañana siguiente, antes de comer, mientras nuestro periodista seguía refunfuñando por no poder hacer público tan magno evento, escuchó en una emisora alemana el anuncio del pacto tan supuestamente secreto (los alemanes, ya se sabe...). En ese momento, Ed fue consciente de que si los alemanes se habían pasado por el forro el pacto de silencio, no tenía ningún sentido seguir respetándolo.

Fue de aquella forma como aquella misma tarde, el mundo occidental pudo leer en los rotativos: "Reims. Francia. 7 de mayo de 1945. Alemania se ha rendido incondicionalmente al Ejército Aliado y a la Unión Soviética esta madrugada a las 2:41, hora de Francia".

En cuanto a Ed Kennedy, fue despedido fulminantemente, el propio General Eisenhower  le rompió su credencial de periodista en sus propias narices y en los siguientes años ningún periódico norteamericano le quiso dar trabajo, tratándolo como un traidor.

2 de febrero de 2014, otro periodista que ha elegido hacer lo que cree que tiene que hacer, es despedido del periódico que él mismo fundó hace 25 años.

Don Pedro José Ramírez es un tipo original, distinto y controvertido, con tirantes de colores y una vida íntima que sólo a él pertenece aunque otros pretendiesen airearla. Para algunos adolece de criterio, para otros le sobra ambición y quizás algo de soberbia, yo simplemente creo que es un tipo con las ideas claras, y no me cabe duda de que es su valentía y su osadía la que le ha llevado a su zenit profesional... y a caer una vez arriba, o mejor dicho, a ser empujado.

Con 36 años, fue nombrado Director del periódico Diario 16,  un periódico en crisis sin ningún futuro y que en tan sólo unos años, consiguió situarse entre los 3 periódicos más vendidos de España, algo habría además de casualidad.

Sin embargo, su afán por no casarse con nadie, por investigar y por sacar la verdad del viciado cajón de los ignotos, le hizo destapar la trama de los GAL, lo que le costó además de alguna pena (en el sentido jurídico de la palabra) su despido como director. No sé si será también casualidad, pero Diario 16 acabó desapareciendo en 2001 con una deuda de más de 4.000 millones de las antiguas pesetas.

Y ahí empezó su nuevo sueño, la aventura personal de crear un nuevo periódico, El Mundo del Siglo XXI, y que en pocos años se alzó con el honor de figurar entre los rotativos más vendidos del país.

Sin embargo, de nuevo su ansia por la información le ha ido granjeando enemigos por todas partes y de todos lo colores, como sus tirantes. Políticos, compañeros periodistas... Nadie es intocable si no lo merece, parece ser su máxima, y claro, así llegó el caso Gürtel, y después el caso Noos...Imagino que algunos esperaban la autocensura, pero esos no debían conocer bien a Pedro J., quien no conoce ese palabro. Pero al final, esto es la vida, no un cuento de Hadas, y tanto va el cántaro a la fuente... que se rompió, o mejor dicho, lo rompieron.

67 años después, la agencia Associated Press pidió disculpas por el trato dado a Ed Kennedy, quien, en lugar de ser castigado, debería haber sido galardonado y reconocido como un gran profesional. No sé si Pedro J. recibirá en el 2081 algún tipo de disculpas, pero de lo que sí estoy seguro es que aún le queda cuerda para rato y que volverá con algún otro proyecto escondido bajo su manga, siempre larga. Tendremos que seguir aguantando su falso flequillo y sus tirantes de colores, de muchos colores, pero también podremos disfrutar de algo más de verdad de la que hoy, sin él podemos disfrutar.


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