Hoy pienso que andaba yo barruntando un post de homenaje al genio de la guitarra española, Don Paco de Lucía, tristemente fallecido la pasada noche, cuando, como suelo tener costumbre, encendí la radio para escucharla de fondo.
Era una tertulia, de esas de media tarde y precisamente hablaban de nuestro querido guitarrista. Preguntado el primer invitado, habló de su duende, de su talento innato, del mérito de un hombre hecho a sí mismo, literalmente, ya que fue autodidacta, y de que su genialidad no era comparable con la de ningún otro, llegando a afirmar que fue el mejor guitarrista de todos los tiempos.
Por suerte intervino un hombre que, a pesar de su petulancia y de su a veces extremismo exacerbado, lo considero un hombre cultivado y bastante sensato en sus opiniones, Juan Adriansens, el cual le paró los pies de forma respetuosa, aclarando que, si bien era cierto que era un gran artista en su género, no era ni mejor ni peor que otros, simplemente no procedía compararlos y por tanto debía ser prudente a la hora de catalogarlo por encima de otros intérpretes como Andrés Segovia, Narciso Yeppes o Francisco Tárrega.
Fue en ese momento, imagino que ofuscados por la aplastante razón de Adriansens, cuando la tertulia se desvió y los allí presentes comenzaron a ir por otros derroteros, tirando de clásicos, regalando clichés y soltando basura sobre esta nuestra España y sobre los españoles, que si en otro caso están más que justificados, con Paco de Lucía no es el caso.
Decir que Paco de Lucía fue un "artista incomprendido" es muy injusto. Gracias a Paco de Lucía el flamenco salió de nuestras fronteras, es cierto, y también consiguió que en España se valorase como un arte, como un género musical mucho más serio y académico que una mera comparsa tocada por un grupo de amigos gitanos. Sin embargo, no es menos cierto que siempre tuvo de su lado a la crítica y al público. Vale, con excepciones, como todos. Pero siempre gozó del reconocimiento masivo por su talento y su virtuosismo en la guitarra. Fue Mark Knopfler el que dijo una vez que el día que escuchó tocar a Paco de Lucía se dio cuenta de que él no sabía tocar la guitarra y Keith Richards llegó a afirmar que de dos o tres leyendas de la guitarra que existían, Paco era el primero. Eso no es incomprensión, desde luego. ¿Y qué si algún academicista criticó su versión autóctona de "el concierto de Aranjuez"? También en su día se metieron con aquel niñato con tupé que sólo sabía contornear sus caderas...
Ya con el ambiente caldeado, afirmaron que los españoles tendemos a reconocer el trabajo y mérito de las personas cuando fallecen, que somos "un poco madrastras" (Julia Otero dixit) y que a Paco de Lucía no se le había reconocido su trabajo en España. Quizás no tiraron de Wikipedia para saber que Paco de Lucía recibió en nuestro país, entre otros, el Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la Distinción Honorífica de los Premios de la Música y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, estos galardones no son baladíes, ni póstumos, los recibió en vida, disfrutando y saboreando el éxito que sus manos y su genio le brindaron.
Ya puestos a criticar, la propia Julia Otero, en un afán de superación corporativista, sentenció que los periódicos españoles no se habían hecho eco de la noticia como, como en cambio, sí lo habían hecho otros rotativos internacionales y ponía el ejemplo del Le Monde francés. Imagino que se refiriría a la prensa en papel, porque por internet, todos los noticiarios digitales lamentaban su muerte. Y si es así, que sea precisamente una periodista supuestamente curtida la que no caiga en la cuenta de que cuando llegó la noticia del fallecimiento, los periódicos ya estaban en la calle... Bueno, como una imagen vale más que mil palabras, aquí le dejo a la Otero una pequeña muestra de las portadas de los principales periódicos nacionales de hoy (y uno de mi tierra, por eso de hacer patria chica), a ver si con suerte, esta tarde rectifica y pide disculpas a todos sus compañeros españoles...
Ya puestos a criticar, la propia Julia Otero, en un afán de superación corporativista, sentenció que los periódicos españoles no se habían hecho eco de la noticia como, como en cambio, sí lo habían hecho otros rotativos internacionales y ponía el ejemplo del Le Monde francés. Imagino que se refiriría a la prensa en papel, porque por internet, todos los noticiarios digitales lamentaban su muerte. Y si es así, que sea precisamente una periodista supuestamente curtida la que no caiga en la cuenta de que cuando llegó la noticia del fallecimiento, los periódicos ya estaban en la calle... Bueno, como una imagen vale más que mil palabras, aquí le dejo a la Otero una pequeña muestra de las portadas de los principales periódicos nacionales de hoy (y uno de mi tierra, por eso de hacer patria chica), a ver si con suerte, esta tarde rectifica y pide disculpas a todos sus compañeros españoles...
Y llegó Elisa Beni y se vino arriba afirmando que la juventud de nuestro país no conocía a Paco de Lucía, calificándola de inculta y que este país no podría llegar muy lejos mientras esa juventud siguiese tan perdida. En primer lugar, no creo que sea el caso, Paco de Lucía es muy popular, y estoy seguro de que muchos jóvenes lo conocen, al menos de oídas, aunque se sepan todo su repertorio. Lo que no puede pretender esta señora es que las quinceañeras hagan colas de madrugada para ir a un concierto de Paco al grito de "queremos un hijo tuyo" en lugar de suspirar por los Jonas Brothers. Igual que ella y sus contemporáneas, se arañaban la cara por los Beatles, dejando en una esquina abandonado al bueno de Frank Sinatra, por mucho que éste fuera "La voz" y tuviese unos bonitos ojos azules. A cada edad lo suyo, señora Beni, recuerde que usted también fue joven una vez.
Acabé apagando la radio harto de oír sandeces que no hicieron sino emborronar la memoria y chafar el pretendido homenaje que, con toda buena intención estaban tratando de dedicar al genio de Algeciras. Cometieron dos errores, como con Tito Clint, el de criticar a los españoles de forma injusta, y creer además que así conseguían ensalzar más su figura, sin caer en la cuenta de que Paco de Lucía no necesita agigantarse más, porque él junto con su guitarra, ya se encargó de eso.
Quizás hubiese sido suficiente con haber contado anécdotas suyas, escuchando su "entre dos aguas" de fondo, quizás hubiese bastado con citar aquella respuesta que dio cuando le preguntaron por su fiel compañera: "¿la guitarra? Una hija de puta, eso es lo que es pá mi", o ese heterodoxo cruce de piernas tan criticado en sus comienzos pero que del que él logró convertirlo en su sello personal.
Que no se diga que Paco de Lucía no fue grande, pero que tampoco nadie le quite su trozo de cariño, respeto y admiración que se ganó en su Andalucía y en toda España, porque el que diga lo contrario, o no tiene ni idea o trata de ponerse una medallita a costa del resto del personal...
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