Por mucho que queramos, en las guerras no hay buenos y malos, diga lo que diga Hollywood desde los tiempos del Western.
A mí, hoy me PESA la desinformación existente sobre la guerra (estoy cansado de oir llamarlo conflicto) entre Israelíes y Palestinos. Pero me JODE que los manipuladores de turno utilicen esta ignorancia general para decantarse por uno o por otro dependiendo del color que les interese.
En esta guerra no hay buenos y malos, ni tan siquiera hay invasores e invadidos propiamente dicho. Cualquiera que lea algo sobre el tema y vaya más allá de la página de wikipedia, sabrá que esto en definitiva es un problema religioso entre dos sociedades culturales bien distintas, radicalizadas por los intereses económicos y políticos de todos los que a su alrededor intentan sacar algo de provecho.
No trato de defender a Israel, que también tiene su parte de culpa, pero me llevan los demonios cuando la gente se indigna con los ataques israelíes de los últimos días , se convocan manifestaciones y en los telediarios hablan de la masacre de población civil palestina... y sin embargo, estamos tan acostumbrados a ver en las noticias un día sí y otro también un atentado suicida palestino contra la población israelí, que seguimos comiendo nuestros macarrones comentando cómo la lluvia nos ha fastidiado la excursión del sábado.
Podríamos entrar a hablar del conflicto en sí, de cómo la ONU, Gran Bretaña, EEUU y otros tantos países decidieron hacer esta chapuza y ahora se lavan las manos y los dejan hacer, posiblemente porque esta inestabilidad les conviene.
También podíamos hablar de la radicalidad de los países árabes, que no sólo ayudan sino que alientan a los palestinos a seguir su resistencia agresiva y belicista como estandarte de la Yihad islámica contra el imperio de occidente.
Podíamos hablar del verdadero origen del problema, de que en realidad el asentamiento de judíos ya existía desde hace siglos, y que no llegaron de Alemania a instalarse y a quitarle sus casas a los palestinos. Los palestinos eran palestinos, incluyendo árabes y judíos (y hasta cristianos) y fue la chapuza internacional, con la exaltación de arreglar el mundo que da ganar una señora guerra mundial, la que pensó que dividiendo el país en dos, siguiendo un mero patrón religioso, se arreglaría todo. Y nada más lejos de la realidad, en lugar de contentar, los palestinos (judíos y árabes) se ofuscaron y se radicalizaron, haciendo una convivencia, hasta entonces difícil, pero existente y casi pacífica (al menos más que ahora), en imposible.
No simplifiquemos y busquemos un bueno y un malo, porque eso no ayuda. No caigamos en la tentación de la moda de turno y creernos que por echarnos a la calle con el pañuelo negro y blanco (Kuffiyas) al cuello, ya estamos erigiéndonos como adalides de la paz mundial.
A mí, hoy me PESA la desinformación existente sobre la guerra (estoy cansado de oir llamarlo conflicto) entre Israelíes y Palestinos. Pero me JODE que los manipuladores de turno utilicen esta ignorancia general para decantarse por uno o por otro dependiendo del color que les interese.
En esta guerra no hay buenos y malos, ni tan siquiera hay invasores e invadidos propiamente dicho. Cualquiera que lea algo sobre el tema y vaya más allá de la página de wikipedia, sabrá que esto en definitiva es un problema religioso entre dos sociedades culturales bien distintas, radicalizadas por los intereses económicos y políticos de todos los que a su alrededor intentan sacar algo de provecho.
No trato de defender a Israel, que también tiene su parte de culpa, pero me llevan los demonios cuando la gente se indigna con los ataques israelíes de los últimos días , se convocan manifestaciones y en los telediarios hablan de la masacre de población civil palestina... y sin embargo, estamos tan acostumbrados a ver en las noticias un día sí y otro también un atentado suicida palestino contra la población israelí, que seguimos comiendo nuestros macarrones comentando cómo la lluvia nos ha fastidiado la excursión del sábado.
Podríamos entrar a hablar del conflicto en sí, de cómo la ONU, Gran Bretaña, EEUU y otros tantos países decidieron hacer esta chapuza y ahora se lavan las manos y los dejan hacer, posiblemente porque esta inestabilidad les conviene.
También podíamos hablar de la radicalidad de los países árabes, que no sólo ayudan sino que alientan a los palestinos a seguir su resistencia agresiva y belicista como estandarte de la Yihad islámica contra el imperio de occidente.
Podíamos hablar del verdadero origen del problema, de que en realidad el asentamiento de judíos ya existía desde hace siglos, y que no llegaron de Alemania a instalarse y a quitarle sus casas a los palestinos. Los palestinos eran palestinos, incluyendo árabes y judíos (y hasta cristianos) y fue la chapuza internacional, con la exaltación de arreglar el mundo que da ganar una señora guerra mundial, la que pensó que dividiendo el país en dos, siguiendo un mero patrón religioso, se arreglaría todo. Y nada más lejos de la realidad, en lugar de contentar, los palestinos (judíos y árabes) se ofuscaron y se radicalizaron, haciendo una convivencia, hasta entonces difícil, pero existente y casi pacífica (al menos más que ahora), en imposible.
No simplifiquemos y busquemos un bueno y un malo, porque eso no ayuda. No caigamos en la tentación de la moda de turno y creernos que por echarnos a la calle con el pañuelo negro y blanco (Kuffiyas) al cuello, ya estamos erigiéndonos como adalides de la paz mundial.
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