viernes, 16 de enero de 2009

No es lo mismo

Ayer estuve escuchando, con cierto estupor, cómo en cierta radio de cuyo nombre no quiero acordarme, se comparaba y equiparaba la huelga de pilotos con la huelga de jueces.

Es increíble lo fácil que resulta, a veces, simplificar con tal de conseguir el objetivo, en este caso, descalificar a todo aquel que se ponga en contra del actual Gobierno.

Acordaos de la canción de Alejandrito Sanz y yo le cambio la letra (por suerte este blog no lo lee nadie, si no fuese así, mañana tenía una denuncia de la SGAE por utilizar una banda sonora y no pagar el respectivo canon).

Empezamos:

No es lo mismo una huelga encubierta, supuestamente de celo, que una huelga legal, avisada con más de un mes de antelación y cumpliendo con todos los requisitos formales, éticos y legales.

No es lo mismo reivindicar una subida de salario (reivindicación periódica de los pilotos, por otro lado) que protestar por la falta de medios con la que trabajan y la falta de respuesta del Ministerio a sus requerimientos.

No es lo mismo aprovechar el momento en que más daño puede hacer al ciudadano tu huelga que realizarla en un mes cualquiera sin tener mayor incidencia.

No es lo mismo.

Los pilotos reivindican su derecho a ganar aún más dinero, en una reivindicación sempiterna y tan clásica en los períodos estivales como el turrón en navidad y las chanclas en verano.

Lo de los jueces es otra cosa, se trata de un problema de infraestructura, de logística y hasta de gestión, que, por otro lado, se ha ido fraguando con los años. Así, el cuerpo judicial no reivindica nada para su mero y personal beneficio, en realidad, pide que se les doten de más medios.

Es vergonzoso que, en pleno siglo XXI, no haya una aplicación informática coordinada entre Comunidades Autónomas, que haya jueces interinos que ni tan siquiera han aprobado un examen de esta oposición, que los expedientes se sigan tramitando con soporte papel, que haya un déficit de personal administrativo como el existente. Y sobre todo, que el ministerio de Justicia, que lleva años y años pidiendo un sobreesfuerzo a los jueces, cuando, de repente, sobreviene una desgracia (el caso de la niña Mari Luz), les da la espalda con tal de salir indemne, pese a llevar años con cargas de trabajo muy por encima de las que se pueden soportar.

Este es un problema que viene de lejos, debido a dos causas:

- La política de transferencias.
Esa forma de gestionar del gobernante de turno, que negocia con el nacionalista venido a más, y juntos juegan con las competencias como si de amarracos se trataran.
- "envido",
-" las veo y te subo 5",
- "toma Justicia y me apruebas los presupuestos
".

- El marketing político.
¿Qué vende ante el electorado?.
¿Gastarse millones en arreglar un ministerio que no tiene repercusión mediática y social?
Es preferible tener al día la cartera de fomento, que hace carreteras y el político puede salir en la foto cortando la cintita. Es más recomendable invertir en un nuevo ministerio, aunque no sirva para nada, ¿qué está de moda, la igualdad? vale, y si la gente olvida la crisis viendo meter goles a la selección o viendo ganar a Nadal, pues ale, el siguiente: un ministerio de deporte. Lo siento por Justicia, pero ahí iba su presupuesto. Mejor renovar la Agencia Tributaria, porque no vende, pero controlaremos mejor al moroso o al fraudulento, y así llenaremos más nuestras arcas.

Lo dicho, no es lo mismo ser político de profesión que político de vocación, y, desgraciadamente, en España de estos últimos quedan muy pocos...

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