martes, 4 de mayo de 2010

El enemigo público número uno

Hoy pienso que estas últimas semanas están siendo agotadoras. Hace días que he dejado el traje barato y la corbata de Zara en el armario, tratando de cambiar de aspecto y que nadie me reconozca por la calle.

Ayer, en el supermercado, saqué la cartera para pagar y dejé entrever mi tarjeta identificativa, pude notar cómo las personas de la cola trataban de mirar si, efectivamente, aquella tarjeta confirmaba que yo era uno de ellos.

En el taxi un compañero me llamó. "¿Has leído el periódico?", me preguntó ansioso. Sí, lo tengo aquí delante, respondí. El gobierno, seguía con su plan de culparnos de un delito que no habíamos cometido. Estábamos acorralados. Y ahora salíamos, en primera plana, con una noticia, a todas luces manipulada. Sin embargo, la gente parecía creerles.

"Ahora no puedo hablar", le dije, consciente de la mirada inquisitiva que el taxista me regalaba por el retrovisor.

"Recuerda que ahora somos el enemigo público número uno", le susurré antes de colgar.

Cerré los ojos y traté de retrotaerme tres años atrás. Entonces mis colegas y yo tan sólo éramos unos pobres infelices que veíamos cómo el Gobierno controlaba todos nuestros movimientos. No se les escapaba nada. Era curioso ver cómo no podíamos pedir una ayuda económica de ningún tipo, porque siempre había alguien que alegaba ganar menos, aunque realmente no era así. Pero claro, sabían todo de nosotros, esa era nuestra única culpa, ser más honestos que el resto.

Eran buenos tiempos , al menos nos dejaban tranquilos. Pasábamos desapercibidos. No teníamos Mercedes ni pantallas gigantes de plasma como otros muchos pero no nos quejábamos. Teníamos aquello por lo que habíamos luchado durante muchos años y, para nosotros, eso era suficiente.

No voy a negar que a veces sintiese envidia de mi vecino, un compañero de Instituto que no llegó siquiera a terminar los estudios y se puso a trabajar, primero en el andamio, después vendiendo pisos. Desde que montó su propio negocio las cosas le habían ido rodadas y, hoy, vivíamos en el mismo edificio, aunque eso sí, su piso era el ático, mejor dicho los dos áticos, y en el garaje, necesitaba tres plazas para aparcar sus 2 coches. Sin embargo, a pesar de todo eso, seguía, como en el Instituto de ser incapaz de escribir bien su nombre, como se podía corroborar en el buzón.

Eran otros tiempos, me dije entre suspiros. Volví a abrir los ojos pero mi vecino seguía en mi mente, primero fueron los coches, desaparecieron de la noche a la mañana, después le empezamos a ver menos, ya no hacía aquellas fiestas tan sonadas. Hasta que un día lo vimos con gesto preocupado, los ojos algo desencajados y un montón de cartas de bancos en la mano. No lo volví a ver, aunque dicen que su nuevo ático está en Alcalá-Meco, estafa, fraude fiscal y otros tantos delitos tiene en su haber. !Pobre hombre!

Sin embargo a mí, parecía al menos que las cosas me iban bien, o al menos igual que antes. Hace un año, por fin cumplí mi sueño y me compré un BMW. De segunda mano, claro. El hijo de un amigo, albañil, había conseguido que las cosas le fuesen de maravilla durante los últimos años. Su padre estaba muy orgulloso. Dejó el colegio con 17 años, y con 20 ya tenía el BMW y una casa para él solo.Vestía de Dolce y Gabbana y se iba a la playa con los amigos todos los fines de semana.

Es cierto que por su culpa tuve más de un enfrentamiento con mi hijo. Él quería seguir su ejemplo, pero yo le insistía en que siguiese estudiando. Sin embargo, los argumentos se me acababan. Ese dichoso chaval había conseguido en tres años más que yo en toda mi vida. Y desde luego, mi vida había sido algo más sacrificada.

Sin embargo ahora las cosas habían cambiado, se quedó en paro y no tuvo más remedio que vender el coche. Una ganga para mi, que siempre había soñado un coche así y que nunca me lo podía haber permitido con mi sueldo.

Al menos, pensé, a los que les tocó el turno antes que nosotros y que fueron perseguidos por el Gobierno sí ganaban "pasta gansa". ¿Pero por qué nosotros?

Llego a la puerta del trabajo, veo caras conocidas y ya me siento mejor. Entro, ficho y me siento en mi mesa. No me tomo un café ni pongo las piernas encima de la mesa. Ni tan siquiera me parezco a ninguna caricatura de Forges, pero sí, mi pecado es que soy funcionario.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues los griegos dicen lo mismo y con razón...

Anónimo dijo...

me refiero a que los funcionarios griegos dicen lo mismo y están bastante hartitos y con razón...

pino dijo...

Creo que hacer comparaciones sin conocimiento de causa es absurdo además de poco inteligente.
En primer lugar, la culpa de la actual situación económica en España no la tienen los funcionarios.
En segundo lugar, creo que la Administración Pública necesita una reforma en profundidad,sí, pero seria, no este parche demagogo y sin sentido que han hecho. ¿De verdad alguien se cree que por suprimir 39 Direcciones Generales las cuentas públicas van a verse saneadas?
Quizá alguien debería decir que en realidad se trata de una supresión ficticia, puesto que los Organismos van a seguir funcionando. Es decir, sólo se consigue rebajar el cargo de Director a Subdirector, con lo cual el resultado es:
La mayoría de Directores tienen su grado consolidado, por lo que la Administración seguirá pagándoles prácticamente lo mismo, con una diferencia, igual ahora ocupan un despacho sin ningún tipo de responsabilidad ni competencia.
Además, consigues que esos Organismos pierdan valor y, lo que es peor, reputación.
¿Qué funcionario competente va a aceptar gestionar la BIblioteca Nacional con un simple rango de Subdirección General?
Mejor sería hablar de un pacto con las CCAA y con las Administraciones Locales, que tienen en sus manos el 70% de los funcionarios y que es dónde en los últimos años se ha producido el verdadero descalabro.

Anónimo dijo...

Ahí le has dado.
¿donde se porducen las mayores corrupciones? ¿en politicos de altura o en los de ayuntamientos de pueblos "ricos"?
Y es que darle un cargo a juanillo...
¿qiuen no conoce a algún "enchufao" en un Ayto?
Por ahí tendrian que empezra los profundos recortes.
Y por su puesto hacer lo de Grecia:
Subir IVA, tabaco, gasolina, alcohol. Bajar pensiones y sueldos a funcionarios.
Todo hasta que no se palpe de verdad una recuperación, nada de brotes verdes.
No me quiero ver como lo Griegos.

Anónimo dijo...

Lo que hay que hacer es congelar la oferta de empleo público, reestructurar la distribución de competencias Estado-CCAA y reducir la superburocracia que tenemos, pasando por reformar la ley electoral para que valga lo mismo un voto aquí y allí.

Pero me parece que ni unos ni otros se van a atrever siquiera a plantearlo. Es impensable, aunque alomejor algún día, cuando parezcamos griegos no les va a quedar más opción que hacerlo.

Willy, un funcionario.

Anónimo dijo...

Me ha faltado decir, que la culpa no es de los funcionarios, pero tampoco de los autónomos (por muchos BMW que tubieran), ni de los parados. Pero poniendo (mejor dicho QUITANDO) todos, podremos pasar el chaparrón. Para no aumentar el gasto público.

Anónimo dijo...

¿realmente creés que subiendo impuestos rebajas el gasto público?.

Ten en cuenta que a más impuestos, menor consumo, y con ello menor inversión, que significa más paro, que a su vez quiere decir que el gasto público aumenta en prestaciones y bajan los ingresos por IRPF y en Seguridad Social.

Complicado.
Willy, un funcionario

pino dijo...

El problema no se resuelve subiendo los impuestos, y menos el IVA, que supone un claro condicionador al consumo.
Claro, que la política de este gobierno que es tratar de mantenerse en el sillón cueste lo que cueste y según esa política si hay que sacar dinero, pues lo mejor es tirar de un impuesto que no grava a nadie en concreto y así, según su teoría, nadie se sentirá perjudicado directamente y nadie le restará su voto a ZP.

pino dijo...

Nadie parece darse cuenta de que los funcionarios trabajan en Hacienda, tráfico o el antiguo INEM. Cuidado con cabrearlos. Quizás empiecen a pensar que hay que justificar esa mala fama que tienen

pino dijo...

Respecto al autónomo del BMW, lo que está claro es que cada cual elige su camino, en épocas de bonanza, el que ha elegido el camino fácil dedicándose al negocio de moda, gana más que el funcionario que sigue teniendo un sueldo, garantizado, sí, pero sueldo regular y constante. Aquí el autónomo no comparte sus ganancias, nadie me regaló un BMW hace unos años.
Cuando llegan las vacas flacas, toca remangarse, y entonces sí queremos que la hormiga, que estuvo calladita trabajando ahora dé de comer a la cigarra...

Anónimo dijo...

Ten por seguro que el del BMW, te "regaló" con impuestos algo de ese BMW. Otra cosa es, para que emplease el Gobierno de turno ese dinero recaudado.
Si declaró "todo" claro, y si no lo compró en el mercado negro.
Y si no fue así, seguro que ahora estan preguntándole de donde ha sacado el BMW.

Anónimo dijo...

¡Toma ya!
Regalito de ZP por tu cumple con un día de retraso. Un 5% de tu sueldo para aliviar los números rojos.
Ahora si nos estan dando medicina de buena. Gracias a la Dr. Merkel y al Dr. Obama que le han dado la receta al Dr. ZP.
A ver quien es el próximo enemigo nº 1.

Anónimo dijo...

Y las CCAA a ponerse las pilas también.