Hoy pienso que he oído muchas veces lo de que Gallardón tiene complejo de Faraón egipcio y a eso se debe su obsesión por las obras "megalómanas".
Tras casi seis años de obras, por fin este domingo la estaciòn de cercanías de la puerta del sol verá la luz, o mejor dicho, los madrileños y el resto de españoles podremos verla a ella.
No es una estación normal, ni tampoco un intercambiador de transportes más, es una macroestación digna de la megaobra que durante el último lustro ha adornado los alrededores del kilómetro 0.
Se podría hablar de los los 20.000 viajeros que transitarán por sus pasillos, en hora punta, de forma simultánea, de sus 30 metros de altura donde cabría un edificio de nueve plantas, de la nueva comisaría de policía que albergará, del museo que muestra los restos de la Iglesia del Buen Suceso (cuyo hallazgo en 2006 tuvo paralizadas las obras largos meses) o del reloj que reproduce en su esfera la del famoso reloj de la Puerta del Sol que, tradicionalmente, recibe el Año Nuevo.
Sin embargo, no sé por qué me da a mí que de lo más se hablará es de la enorme «oruga» de cristal que ayer fue instalada en mitad de la plaza, y que hará las funciones de entrada y salida a la macroestación. Algunos ya lo llaman el "cascarón" de sol.
Al igual que ocurrió en 1989 con la inauguración de la Pirámide del Museo del Louvre que debido al contraste de estilos entre la modernidad del vidrio y el clasicismo del museo ha estado siempre sujeto a polémicas, Zapatero emula ahora al fallecido Miterrand, y construye su pirámide particular.
Vaya, es curioso, siempre pensé que siendo Madrid y en pleno centro, sería Gallardón el que construyese su propia pirámide, sin embargo, sus críticos tendrán que cambiarle el mote, porque al final, el faraón será Zapatero...
Vaya, es curioso, siempre pensé que siendo Madrid y en pleno centro, sería Gallardón el que construyese su propia pirámide, sin embargo, sus críticos tendrán que cambiarle el mote, porque al final, el faraón será Zapatero...
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